El gusto por el trabajo bien hecho (I).

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No sé vosotros, pero elegí empezar la primera mañana de 2011 leyendo, bueno leyendo y tomando un café recién hecho, sentado cómodamente y  relajado en el salón de casa. Me he descubierto muy relajado y agradeciendo estar aquí y ahora, con muchas ganas de afrontar lo venidero con decisión y confianza.

El libro que, en este momento, disfruto (permítame aconsejárselo si no lo ha comprado ya, no se lo pierda, GESTIÓN DE INCOMPETENTES de Gabriel Ginebra, es “de esos de cabecera”) no podía estar en un página mejor;  en la página 159 destaca un título “Fomentar el gusto por el trabajo”; dice Gabriel “Hoy es frecuente encontrar vendedores de ropa a quienes no les gusta vestir bien, libreros que no aman la literatura, responsables de agencias de viajes que no tienen interés por los destinos que ofrece su escaparate. No vemos mucho gusto y amor por el trabajo”.

Seguro, querido lector, que acaban de volver a tu cabeza recuerdos sobre ejemplos muy cercanos, similares a los que describe Gabriel, de la farmacia, del restaurante, de la cafetería, del mercado, de la panadería; o bien imágenes, algo más preocupantes, del médico, de los profesores de tus hijos, de los políticos…   

Afortunadamente también encontramos personas a las que les gusta, incluso que les apasiona su trabajo, como dice Gabriel citando a Jorge Wasenberg, director del Museo de la Ciencia de Barcelona, “…las cosas no se acaban de aprender hasta que no se les encuentra el gusto y que ese gusto es el mejor premio del aprendizaje” y, permitidme la expresión, “que gozada es encontrar a personas que gustan de su trabajo”, son tremendamente inspiradoras, al igual que ha sido para mí leer este “pedazo de sabiduría” que Gabriel Ginebra comparte con nosotros en su libro.

Permitidme compartir con vosotros uno de esos casos maravillosos, con los límites, que la confidencialidad de este trabajo, me impone.

En los últimos meses he tenido la fortuna de trabajar con un grupo de personas excelentes, que desempeñan su profesión dentro de la función pública y que lo hacen con verdadera dedicación, vocación, gusto por el trabajo bien hecho… claro que tienen cosas que aprender, sobre todo, desde el punto de vista organizativo, de gestión, …..¿y quién no?, pero tienen HUMILDAD, esa competencia esencial que facilita tantas cosas, la escucha, el aprendizaje… aún sabiéndose únicos en su disciplina, no en su ciudad, sino a nivel mundial, se sienten en proceso y con entusiasmo por mejorar cada día, hacen su labor “como quien ha encontrado su lugar en el mundo, aquello que toca hacer, lo que más conoce y más gusta” (Gabriel Ginebra, 2010).

Cuando uno está donde quiere estar, todo encaja, disfruta, aprende y su desempeño se hace cada vez más excelente. Esto me lleva a presentaros, a los que no lo conozcáis, y recordárselo, a aquellos que ya lo disfrutaron, “the work triangle” de Timothy Gallwey.

 

Desde que conocí el triángulo del trabajo, lo utilizo como herramienta en talleres, y especialmente en los procesos grupales e individuales de coaching, siendo fiel a las líneas maestras de trabajo del maestro T. Gallwey.

Cuando nos preguntamos si “desempeño, aprendizaje y disfrute” son elementos de un sistema interdependiente en nuestro trabajo, en la cultura de la empresa, todos coincidimos en que así es; parece evidente, si disfrutas con lo que haces, el desempeño mejora y aprendes, si aprendes igualmente disfrutas y el desempeño mejora; si, por el contrario, el desempeño empeora, dejas de disfrutar y de aprender y….

Como cambian las caras de los asistentes cuando preguntas, ¿en esta empresa, en su cultura, se resalta algún elemento de manera especial?, ¿es más importante aprender que el desempeño o que disfrutar…?, al igual que en el caso que describe T. Gallwey, empiezan a cruzarse miradas, las medias sonrisas y las frases irónicas inundan la sala.

Permíteme, querido lector, preguntarte, en tú organización, ¿qué se valora más?, del 1 al 10 ¿qué puntuación tendrían estos componentes del sistema?, ¿cuánto de aprendizaje, de disfrute y de desempeño hay en tu trabajo diario?, ¿serías feliz si cada uno de estos tres elementos pesaran 1/3 del total cada uno?, ¿cómo sería un día cualquiera si fuera así?, ¿cómo te verías, te sentirías?, ¿qué dirías a los demás?, ¿y a tí mismo?.

Te invito a imaginarlo, que te parece cerrar los ojos por unos instantes y verte allí, ¿cómo te ves, te sientes, te oyes?, ¿qué cosas ves, qué personas, colores, texturas…? Deja volar tu imaginación y recibe todas las sensaciones por todos los sentidos…

No pretendo usar aquí una técnica con submodalidades de pnl, sólo quiero recordarte una frase de Albert Einstein “si lo puedes imaginar, lo puedes lograr”.

Si te has hecho ya la pregunta ¿qué puedo hacer yo?, bueno, ya has dado el primer paso, tomar conciencia, y seguro que se te ocurren muchas más cosas que podrías hacer, sería genial que comentaras este post y dieras algunas ideas sobre ¿qué puedes hacer en tu realidad laboral para mejorar el equilibrio del triángulo?.

Dicen que un visitante le dijo a la Madre Teresa de Calcuta: “yo no haría lo que usted ni por todo el dinero del mundo” y ella contestó “ni yo tampoco”, desde luego Teresa de Calcuta recibió muy poco, en términos materiales, por su trabajo, entonces ¿cuál era su intención positiva?.

 Tim Gallwey nos ilumina el camino a los que no somos santos como Teresa, con el siguiente pensamiento: “sólo se necesita un compromiso con uno mismo. Quiero aprender, quiero disfrutar y quiero ser productivo. Quiero recordar la razón por la que estoy trabajando. Cuando unos pocos individuos toman el compromiso con su propio aprendizaje y disfrute,  sirven como catalizadores para otros, gracias a las cualidades que expresa el ejercicio de su trabajo.

Los que lo aceptan como un reto, pueden lograr mucho más como resultado de su
trabajo, algo más valioso que la compensación económica con la que les hayan pagado”.

1 Response

  1. En mi humilde opinión, trabajar de forma feliz de forma que se contagie a los demás y un buen compañerismo hace que cada uno se levante con una sonrisa y ganas de trabajar, que por desgracia cada vez menos personas lo hacen y no todas con la calidad deseable.

    ¡Muy inspirador!

    PD: Me permito añadir las «cinco S» de Hugo Máximo Cura: Seiri, Seiton, Seiso, Seiketsu y Shitsuke. No las expongo mas por no extenderme, pero supongo que la curiosidad os hara buscar..

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