Del agarrotamiento a la naturalidad en un paso.

By | Published | 3 comentarios

Las cosas de las que quiero escribir hoy, a lo mejor no te pasan a ti, pero por si acaso tienes a alguien cerca y quieres echarle una mano con algunas técnicas prácticas y sencillas, te dejo estas líneas.

Quizás a “tu amigo” le pase que cuando juega al paddle y está peloteando le salen unos golpes increíbles y cuando puntúa, ya no?, o bien, cuando trata de dar el golpe de su vida en golf, el tamaño de la chuleta de césped que sale volando es proporcional a la fuerza y al intento de control del swing, a lo mejor, él es más de dar toques a un balón de futbol y contarlos, o bien de mus o parchís, da igual, porque la auto-interferencia aparece siempre que insistimos, nos forzamos,… abandonamos nuestra forma natural de hacer las cosas, perdemos la concentración y empezamos a enfocar pensamientos, sentimientos,  presuposiciones, deseos, miedos, creencias…, que distorsionan el momento, la realidad; la nuestra y lo que nos rodea.

En el trabajo también pasa, no en vano es una actividad humana igual que el deporte, es verdad que  se nota menos que en los deportes porque los objetivos son muy concretos, claros y el rendimiento es directamente observable y medible.

¿Alguien ha sentido que cuanto más se esfuerza, peor le salen las cosas?….

 Pasamos de un juego natural, en el que todo fluye de manera natural y nos produce un gran disfrute, a un agarrotamiento, a veces sutil, otras más intenso, pero que siempre se presenta precedido y/o acompañado de un diálogo interno, un diálogo interno que nos da órdenes, nos dice qué hacer o cómo y nos valora en cada uno de nuestros movimientos, nos agarrota, presiona, desanima, enfada…

Timothy Gallwey descubrió que esto mismo les ocurría a sus alumnos de tenis y dedicó sus esfuerzos a entender cómo les afectaba al aprendizaje, a su juego y, sobre todo, cómo podía evitarlo. ¿Cómo se podría jugar bajo una gran presión un campeonato importante, como si simplemente estuvieran peloteando?.  Al diálogo interno T. Gallwey lo llama self 1(yo mismo interior), un auténtico experto en dudas y miedos, en presionarnos. Por otro lado, llama self 2 a la parte de nosotros  que realiza el juego de manera natural. Se dio cuenta que para ganar el juego exterior, había que ganar primero el juego interior, ese que tiene lugar en nuestro interior.

 ¿Qué podemos hacer?, ¿cómo podemos ganarle la partida a nuestro oponente interno?. Gallwey nos ha dejado su “Inner Game of , tenis, golf, work….” que pretenden explorar y descubrir el potencial que encierra el cuerpo humano.

Conforme el progreso tecnológico aumenta, las actividades humanas se hacen cada vez más creativas y menos mecánicas, y por tanto, nuestro desempeño, los resultados obtenidos en todos los ámbitos, están más condicionados  por “el juego interior”, y este viene determinado por interferencias internas. Estas auto-interferencias afectan a nuestra percepción de las cosas, las personas, los hechos, nuestra respuesta y su feedback, y distorsionan la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Lo podemos expresar con la fórmula:

                          D = p – i         Desempeño = potencial – interferencia 

 En el post anterior nos introdujimos en el triángulo del trabajo, (sistema formado por desempeño, aprendizaje y disfrute) y vimos que los tres elementos forman parte de un sistema que opera los tres y que se afectan entre sí.

¿Cómo nos afecta la presión exterior e interior, la ansiedad, el cansancio, la desmotivación, … al desempeño, aprendizaje y disfrute?, sin duda, a cada uno de nosotros de distinta forma e intensidad, pero seguramente reducirá o anulará el aprendizaje, eliminará el disfrute y disminuirá el desempeño.

Puede ser este un buen momento para hacer un alto en el camino y pensar cómo te ha afectado personalmente, en una situación concreta y reciente; cierra los ojos y piénsate  desde fuera como si vieras una película, observa las imágenes con todos los matices posibles, escucha los sonidos, siente el calor o el frio de esa situación,  sin hacer juicios,  simplemente como un observador objetivo….

¿Qué podemos hacer para entrenar la no interferencia, potenciar la forma natural de trabajar, jugar, relacionarnos…?

1º Dejar de lado la actitud de juez y potenciar la de observador. Estamos muy entrenados a emitir juicios continuamente, desde que nacemos nos enseñan a juzgarlo todo, bueno, malo, guapo, feo, listo…y a calificarnos a nosotros mismos. Los juicios de y hacia nosotros generan interferencias muy limitadoras cuando éstos son negativos.

La observación de la realidad tal como es,  no genera interferencias, agarrotamiento, sino naturalidad.

ACTITUD DE JUEZ ACTITUD DE OBSERVADOR
1.- Criticar comportamiento 1.- Observar, no juzgar
2.- Ordenar un cambio  2.- Imaginar el objetivo deseado
3.- Intentarlo muy duro 3.- Confiar en uno mismo
4.- Criticar los resultados 4.- Observar el cambio y los resultados

2º Entrenar la capacidad de estar presente, poner el foco de atención en el aquí-ahora, en las cosas, las personas que nos rodean, dejar impresionar nuestros sentidos, abrirlos a los colores, luz, brillo…, sonidos, diálogos, música.., frio, calor, …olores, sabores…

Somos también grandes expertos en poner nuestra mente, nuestros pensamientos en el pasado, en cosas que ya pasaron, que no tienen remedio, o en el futuro, en cosas que seguramente nunca ocurrirán; pasamos demasiado tiempo por ahí vagando y, además de perdemos lo que pasa en el momento, jugarnos la vida en el coche, reducir el rendimiento en el trabajo…., en muchas ocasiones, demasiadas, ese diálogo interno nos provoca un gran sufrimiento. 

Me gusta mucho la frase de Miquel Barceló “las cosas ocurren cuando estás atento”.

Estar presente nos hace más felices, así lo afirman investigadores de Harvard.

http://news.sciencemag.org/sciencenow/2010/11/daydreaming-is-a-downer.html?ref=hp

El éxito en la capacidad de focalizar, viene sobre todo por acortar los períodos de pérdida de esta, o tener la capacidad de recuperarlo. Para practicarlo hay que tener en cuenta que no lo debemos forzar, mejor afrontarlo con interés y naturalidad y poco a poco iremos mejorando.

 Si tomas conciencia de cómo manejas tus auto-interferencias, tu capacidad de foco, sientes que eres capaz de entrenar y mejorar tus capacidades. ¡Hazte responsable de tu propio entrenamiento y lánzate!, el camino es largo y te va a demandar esfuerzo, pero los primeros resultados se dejan ver pronto y verás que es apasionante y muy enriquecedor.

3 Responses

  1. Genial, Paco, al final todos los caminos de superación convocan en efecto la participación de la atención consciente, de la meditación. Con la atención consciente podemos ir más allá de las limitadas maneras de vernos a nosotros mismos. Y como mínimo, podemos probar cómo funciona:
    «Tómese ahora unos minutos para simplemente concentrar su atención, teniendo presente la manera en que la respiración hace que el aire entre y salga de su cuerpo.
    Note los leves movimientos de su cuerpo con cada respiración…, lleve su atención al ascenso y descenso del pecho o del vientre a medida que inspira y expira.
    Mantenga allí su atención durante varias bocanadas de aire, siendo consciente de su respiración de manera calma y sin esfuerzo…, permitiendo que sus ritmos se revelen naturalmente…, permaneciendo presente con su conciencia».
    Lawrence LeShan participaba en un congreso científico cuando reparó que muchas personas consideradas “racionales” practicaban meditación diaria. Intrigado, procuró saber la causa de aquella conducta. Durante los cuatro días del encuentro, recibió toda clase de respuestas, hasta que alguien dijo: «Es como volver a casa». Fue el único momento en el que todos los participantes estuvieron de acuerdo. A partir de ahí, LeShan comenzó a investigar los beneficios y las dudas del ejercicio diario de concentración, y el resultado fue un interesante libro titulado Cómo meditar, de donde se extraen conclusiones como ésta:
    «La meditación no es una invención de un hombre, de una religión o de una escuela filosófica, sino la búsqueda del ser humano para encontrarse consigo mismo. En muchos lugares y en épocas distintas, investigadores de la condición humana han llegado a la conclusión de que utilizamos muy poco de nuestro potencial de vivir, expresarnos y participar».
    «Meditamos con el fin de encontrar, recuperar o retornar a una sabiduría y una felicidad que inconscientemente sabemos que poseemos, aun cuando los conflictos y desafíos de la existencia las hayan empujado hacia un rincón oscuro de nuestra cabeza. En la medida en que pasamos a concerdemos un poco de tiempo de concentración diaria, descubrimos un nivel superior de conciencia que nos coloca en armonía con el universo, con la familia y con nuestras actividades e incrementa nuestra capacidad de amar, entusiasmarnos o actuar de manera mucho más efectiva.»

  2. En ocasiones el ruido de fondo nos impide escucharnos a nosotros mismos. Otras, las expectativas no cumplidas, una auotexigencia elevada, un perfeccionismo extremo nos convierte en nuestros propios enemigos…
    Confucio dijo «La caridad empieza por uno mismo»: me ha gustado el tema del observador vs el juez. Schopenhauer insistía en que la «contemplación con altura de miras» era la única forma de acercarse a la auténtica esencia de las cosas y a la felicidad. Vivamos y nodejemos que nadie (ni siquiera nosotros mismos) nos torpedee nuestro proyecto personal
    Excelente post Paco. Enhobuena.

  3. El problema en el mundo de hoy no es tanto la dificultad de concentración sino la multitud de focos a los que debemos atender; nos dispersamos, no en cosas baladíes pero demasiadas. Ya lo decía mi madre»maestro de todo, oficial de maldita la cosa».
    Mi capacidad de concentración es cada vez más penosa, quiza también influye la edad….
    Besos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *